Se ha inventado una nueva forma eficiente, desde el punto de vista energético y económico, de eliminar contaminantes del agua, la cual es capaz de extraer varios a un tiempo, y que minimiza los riesgos para la salud pública y el medioambiente. El avance podría ser un nuevo e importante paso hacia el objetivo de satisfacer las necesidades mundiales de agua para uso doméstico, agua para regar campos agrícolas y agua para uso recreativo.
Los métodos actuales para descontaminar agua precisan de múltiples pasos e implican el uso de sustancias químicas que reaccionan con el calor, la luz solar o la electricidad. Ya se demostró con anterioridad que es posible limpiar el agua contaminada valiéndose de las actividades enzimáticas naturales de bacterias y hongos, los cuales descomponen los agentes contaminantes en sus compuestos químicos inofensivos. Pero ese método tiene riesgos, ya que conlleva liberar organismos peligrosos en el agua.
La nueva técnica, desarrollada por el equipo de Shaily Mahendra, Leonard Rome, Meng Wang, Danny Abad y Valerie Kickhoefer, del Instituto de Nanosistemas de California (CNSI), dependiente de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Estados Unidos, ha comprobado que unos “contenedores” de tamaño nanométrico que contienen las enzimas son efectivos a la hora de limpiar el agua contaminada, al menos en los experimentos realizados hasta ahora.
La nueva técnica es una variante no peligrosa de las técnicas basadas en microorganismos.
Los investigadores colocaron las enzimas idóneas dentro de esos contenedores nanométricos y después los introdujeron en agua contaminada.
Las citadas nanopartículas, que están hechas de proteínas y están presentes en las células de casi todos los organismos vivos, fueron descubiertas por Rome y Nancy Kedersha en los años 80. Cada célula humana contiene miles de tales contenedores que contienen a su vez otras proteínas. Pero Rome y sus colegas acabaron ideando un método para construir contenedores vacíos que pudieran usarse para suministrar fármacos a células específicas del cuerpo con el fin de luchar contra el cáncer, el SIDA y otras enfermedades.
Los contenedores nanométricos protegen las enzimas, manteniéndolas intactas y con toda su potencia cuando son situadas en el agua contaminada.
Los científicos probaron el método usando una enzima llamada manganeso peroxidasa. Hallaron que a lo largo de un período de 24 horas, los nanocontenedores cargados eliminaron tres veces más fenol del agua que lo que hacía la enzima cuando era introducida en ella sin utilizarlos.
Descubrieron asimismo que dado que la manganeso peroxidasa permanecía estable dentro de los nanocontenedores, aún podía eliminar al fenol del agua después de 48 horas.
El peróxido de manganeso libre quedaba completamente inactivo después de 7 horas y media.
La nueva técnica se podría adaptar en unos pocos años para su uso a gran escala en lagos y ríos contaminados, y se podrían añadir nanocontenedores con carga a las unidades de filtrado por membranas, e incorporarlas fácilmente en sistemas de depuración de agua ya existentes. Los nanocontenedores que contuvieran varias enzimas biodegradantes diferentes podrían potencialmente eliminar diversos compuestos contaminantes a un tiempo en una misma masa de agua.